Entre las imponentes cataratas y vastos parques naturales, Zimbabue es un lugar donde la naturaleza desborda en su forma más espectacular, ofreciendo un refugio de aventuras épicas y paisajes que cuentan historias de antiguos reinos y vida salvaje en su máximo esplendor.

Zimbabue es un país donde la historia y la naturaleza no se limitan a convivir: se entrelazan en cada rincón, envolviéndote en una experiencia profunda, auténtica y conmovedora. Desde las aguas estruendosas del Zambeze hasta las rocas silenciosas del Matabo, cada lugar vibra con una energía que te toca el corazón.

El viaje da comienzo en las icónicas Cataratas Victoria, donde el río Zambeze se desploma con furia y belleza en una cortina de agua que parece no tener fin. Contemplarlas desde el aire o acercarte al borde de su abismo es sentir cómo la naturaleza ruge y respira. Esta maravilla natural, compartida con Zambia, es mucho más que una postal: es un latido ancestral que marca el inicio de una travesía inolvidable.

Al dejar atrás el estruendo del agua, el camino se abre hacia el Parque Nacional Hwange, una vasta extensión de sabana que alberga una de las mayores concentraciones de fauna de África; leones, jirafas, elefantes en manada… La vida salvaje aquí es abundante y cercana, desplegándose ante ti con una naturalidad que emociona.

Al norte, entre meandros y llanuras aluviales, el Parque Nacional de Mana Pools ofrece una experiencia completamente distinta. Remoto, salvaje y profundamente natural, este lugar tiene una atmósfera casi mística. Es uno de los pocos parques donde puedes caminar libremente entre animales salvajes, bajo la luz cambiante que se refleja en las calmas aguas del Zambeze.

Pero Zimbabue es también historia viva, y ningún lugar lo representa mejor que el Gran Zimbabue, el complejo de ruinas magníficamente conservadas de la civilización bantú, considerada la mayor ciudad medieval del África Subsahariana y Patrimonio Mundial de la Unesco.

Cerca de allí, Bulawayo, la segunda ciudad del país, conserva la elegancia colonial en sus avenidas anchas y edificios históricos. Es una parada perfecta antes de adentrarte en el enigmático Parque Nacional de Matobo, el cual tiene algunos de los paisajes graníticos más majestuosos del mundo; un hermoso paisaje sobrenatural de armoniosos kopjes que al verlo se entiende por qué Matobo es el hogar espiritual de Zimbabue.

Más al este, las Tierras Altas Orientales despliegan un espectáculo inesperado: montañas cubiertas de niebla, bosques de montaña, cascadas ocultas y valles verdes que recuerdan a paisajes europeos, pero con alma africana. Es una región serena y fértil, perfecta para relajarse tras la intensidad de la sabana.

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Entre junio y septiembre, durante la estación seca, cuando las llanuras llenan de vida con mayores concentraciones de fauna y las Cataratas Victoria ofrecen su imponente estampa.