Playas infinitas de arena blanca bajo un sol generoso donde una cultura vibrante llena de ritmo y tradición se mezcla con la alegría de su gente y la calidez tropical, creando un ambiente inolvidable para descubrir paisajes, sabores y fiestas llenas de vida.

La República Dominicana es uno de los destinos tropicales más atractivos del mundo. Y no es para menos: exuberante selva y cascadas entre impresionantes paisajes montañosos, una evocadora arquitectura colonial y cientos de kilómetros de costa delimitan el país con abundantes playas paradisíacas. Pero es al llegar de un viaje a la República Dominicana cuando te das cuenta de que, al caminar por la blanca arena, solo ves hileras de cocoteros. Y es que aquí los resorts se esconden entre los árboles, como si quisieran pasar desapercibidos en un escenario perfecto.

La isla más montañosa del Caribe revela una variedad natural asombrosa: el verdor del Pico Duarte, el más alto del Caribe, contrasta con la intensidad azul de la impresionante Bahía de las Águilas, una franja de arena de 10 km tan perfecta que parece salida de una postal, igual que las playas que se extienden en los 50 km que ocupa Punta Cana, con su postal infinita de cocoteros y mar turquesa. Muy cerca, el ambiente relajado de Bayahíbe y las aguas cristalinas que rodean la paradisíaca Isla Saona completan el sueño caribeño.

En la península de Samaná, la naturaleza se luce sin pudor: disfruta del relax caribeño en la Playa Rincón —una de las playas del Caribe mejor consideradas—, avista ballenas jorobadas en Las Galeras o descubre la cultura del café en las verdes colinas de Las Terrenas. Ay, Samaná. Si ya lo dijo Colón: “¡Hemos llegado al paraíso!”.

Santo Domingo, la primera ciudad europea fundada en América, conserva su espíritu colonial en cada piedra de sus calles adoquinadas. Pero por si esto fuera poco, están los dominicanos, con su hermosa y variada mezcla racial, con su simpatía, su generosidad espontánea y ese contagioso sentir musical, como puede comprobarse en el Carnaval de La Vega: una explosión de color, máscaras, música y tradición que llena de vida cada rincón.

Y como no todo va a ser explorar, lo ideal es cerrar el día al borde del mar, con los pies en la arena, viendo cómo el sol se esconde tras el horizonte mientras te tomas una mamajuana bien fría. ¿Te animas a viajar a República Dominicana y bailar bachata?

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Entre diciembre y mayo, con temperaturas muy agradables, momento perfecto para disfrutar de la República Dominicana.