Viajar a Líbano es adentrarse en una tierra donde el Mediterráneo susurra historias milenarias y las piedras cuentan leyendas de fenicios, romanos y cruzados; muchos libaneses se sienten herederos directos del antiguo pueblo fenicio, uno de los más influyentes de la historia antigua. Desde la vibrante Beirut, donde la modernidad convive con cicatrices históricas y una vida cultural palpitante, el país invita a descubrir un crisol de civilizaciones fascinante.

La elegante ciudad costera de Tiro conserva ruinas romanas que se asoman al mar, y guarda en su memoria el origen de Cartago y de personajes legendarios como Aníbal Barca. Más al norte, la histórica Biblos presume de ser una de las ciudades más antiguas del mundo habitadas de forma continua. Sidón y Batroun combinan arquitectura medieval, zocos tradicionales y aromas orientales. En el corazón del valle de la Bekaa, Baalbek deslumbra con sus monumentales templos romanos, considerados de los más grandes y mejor conservados del mundo antiguo. El Templo de Júpiter y el de Baco dejan sin palabras a todo viajero que pisa esta joya arqueológica.

Explorar la gruta de Jeita, una maravilla natural de estalactitas colosales, o perderse en el mágico Valle del Qadisha, donde monasterios tallados en la roca sobreviven entre cedros milenarios, añade una dimensión espiritual al viaje. El Palacio de Beit ed-Dine, con sus arcos otomanos y patios delicadamente ornamentados, recuerda la elegancia de épocas pasadas.