Donde el sol pinta de oro la vasta sabana y los reyes de la selva caminan en libertad, cada rincón revela una historia de pura naturaleza y aventura sin fin.

Kenia te está esperando para que protagonices espectaculares aventuras entre acacias, llanuras infinitas y cielos que parecen no tener fin. Aquí, la naturaleza se impone con una fuerza abrumadora. En el Masái Mara, millones de ñus y cebras cruzan cada año el río Mara en su gran migración, mientras los depredadores acechan, atentos al menor descuido. En Amboseli, los elefantes más majestuosos del continente caminan con paso lento bajo la silueta nevada del Kilimanjaro, componiendo una de las imágenes más icónicas de África. Samburu sorprende con especies únicas como la cebra de Grevy o la jirafa reticulada, en la llanura de Laikipia, los safaris adquieren un carácter más íntimo y auténtico, y en la reserva de Ol Pejeta la conservación del rinoceronte blanco y negro toma protagonismo.

Pero Kenia no solo es fauna salvaje. Es también una tierra de culturas vivas y profundas. Los pueblos masái mara, samburu, turkana, suajili y kikuyu mantienen con orgullo sus tradiciones, vistiendo la tierra de colores, cantos e historias. En el Parque Nacional de Hell’s Gate, los desfiladeros volcánicos se exploran a pie o en bicicleta, entre columnas de roca y miradas curiosas de jirafas. Nairobi, única capital del mundo con un parque nacional en sus límites, es la puerta de entrada a este universo vibrante.

Desde sobrevolar el Masái Mara en globo al amanecer hasta alojarse en lodges que se funden con la sabana, Kenia no es solo un destino: es una experiencia que se siente, se transforma y nunca se olvida.

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La esencia más genuina de Kenia se vive entre julio y septiembre y entre enero a febrero, cuando las lluvias son menos frecuentes que permiten recorrer el país con facilidad.