En esta tierra donde el arte decora las calles y la historia se siente bajo los pies, cada comida es un ritual, cada pueblo una postal, y cada encuentro una celebración de la vida con sabor, color y pasión.

El país de la dolce vita, epicentro del Imperio romano y cuna del Renacimiento, es de esos destinos que se saborean con calma. Comienza en Roma, la Ciudad Eterna, antaño Caput Mundi (capital del mundo), donde podrás admirar maravillas arquitectónicas y artísticas como el Panteón, el Coliseo, la Capilla Sixtina e incontables obras de Caravaggio. Muy cerca, las ruinas de Pompeya, atrapadas bajo las cenizas del Vesubio, siguen hablando de la vida cotidiana de hace dos mil años. Continúa por la espléndida Venecia, con sus canales tranquilos, góndolas que se deslizan como susurros y plazas que parecen salidas de un sueño.

Déjate llevar por la armonía de la Toscana, donde las colinas sembradas de viñedos ondulan como pinceladas, continuando por la brillante ciudad de Florencia, con una asombrosa concentración de arte renacentista. Muy cerca, Pisa, con su emblemática torre inclinada, añade un toque singular a este paisaje monumental. El norte también brilla con luz propia: el refinamiento de Bolonia, capital gastronómica por excelencia, y el lago Como, con sus villas elegantes, es el escenario del lujo más sereno en el corazón de Lombardía.

Las costas de Cerdeña, con su mar esmeralda y calas escondidas, y la impresionante costa Amalfitana, que se descuelga entre acantilados y limoneros, completan un viaje perfecto.

Y cómo hablar de Italia sin mencionar su extraordinaria gastronomía: en la bahía de Nápoles podrás probar las mejores pizzas del mundo, mientras que entre las callejuelas medievales de los pueblos de la Toscana podrás degustar la deliciosa pasta all’aglione; pero la cocina italiana es un universo de sabores que va mucho más allá de la pasta y el helado. Aquí la comida es cultura, identidad y celebración. En cada bocado, en cada paisaje y en cada ciudad, descubrirás que viajar a Italia es entregarse por completo al placer de vivir bien.

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Cualquier época es ideal para viajar a Italia, pero es en primavera y otoño cuando su belleza se acentúa: los días son cálidos y el cielo se tiñe de un intenso azul que invita a perderse en sus paisajes.