Hay un lugar en el norte donde los bosques parecen no terminar nunca, las auroras pintan el cielo con magia cada noche, y el calor de una sauna se convierte en un abrazo que calma cuerpo y mente; un destino donde la felicidad se vive en silencio, en la naturaleza y en lo más esencial.

Viajar a Finlandia es sumergirse en un mundo de serenidad, paisajes nevados y mágicos soles de medianoche. Entre el dinamismo de las ciudades y la calma de los cielos árticos iluminados por auroras, Finlandia se presenta como un país de armonías entre lo natural y lo vanguardista. El nombre de Alvar Aalto resuena por doquier: su huella arquitectónica está presente en cada rincón. Helsinki, la capital bañada por el mar Báltico, te sorprenderá con su capacidad para ofrecer paz en medio del bullicio urbano. Por otro lado está Rovaniemi, en Laponia, el hogar de Santa Claus — ¡sí, podrás conocerlo en persona! — y lugar perfecto para deslizarse con trineo tirado por un grupo de perros husky o renos bajo el sol invernal.

Viajar a Finlandia es adentrarse en el país más feliz del mundo; y no lo decimos solo nosotros: lo afirma el informe anual de la Naciones Unidas. No es para menos: paisajes acuáticos de ensueño en la región de los lagos, auroras boreales danzando en los cielos de Ivalo, osos pardos en libertad cerca de Kuusamo y vastos bosques verdes en el Parque Nacional de Nuuksio. Aquí, el café es casi un ritual, y la sauna, inviento finlandés más famoso, es sagrada: ¡con más de 3 millones repartidas por todo el país! Si eres amante de los deportes extremos, este es tu lugar: ¡la temporada de esquí se extiende por medio año! Con tanta nieve y agua, las actividades son casi infinitas.